
Author:
Anónimo.
Title:
GRAN PENSAMIENTO.
Publication:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Original edition:
El Nuevo Progreso.
Date:
Jueves, 10 de abril de 1890, p. 1.
En otros tiempos, cuando las naciones no eran
dueñas de sus destinos; cuando la soberanía radicaba única y
exclusivamente en las personas de sus reyes o tiranos; cuando los
Estados eran patrimonio de las testas coronadas, estas realizaron una
gran misión histórica, la unidad de las nacionalidades.
Mas hoy, que las cosas han variado por completo
la faz que antes tuvieran; hoy que la voluntad de los pueblos es la
verdadera y genuina fuente de todos los poderes; hoy que los Estados
libremente disponen de sus destinos; hoy que las monarquías no son otra
cosa que, como quien dice, simples mandatarias de las naciones,
personificación formal, de su soberanía, podrán, a no dudarlo, cumplir
en este mundo fines sociales y políticos de mucha importancia; pero no
soldar por ninguna clase de procedimientos las discontinuidades
geográficas ocasionadas por cualquier motivo histórico.
Ni la guerra, ni los matrimonios de príncipes, ni
contratos de género alguno entre monarcas pueden, como en otro tiempo,
aumentar ni disminuir ni modificar sus Estados, porque a ello se opone
un poder por cima del cual no hay otro, que es la soberanía de los
pueblos.
La unificación hispano-portuguesa es un gran
problema que no pueden resolver los reyes: lo resolverán el tiempo y los
hijos de Iberia.
Los grandes pensamientos necesitan para su
realización madurez, voluntad y lógicos procedimientos llevados a cabo
mediante una perseverancia sin tibieza y caminando por grados sucesivos.
Un elocuente joven de los que hicieron escuchar
su voz anteayer en el Paraninfo universitario, propuso un buen punto de
partida para perseguir el anhelado y utilísimo fin de la inteligencia
hispano-portuguesa.
Como la juventud escolar de los dos pueblos
hermanos son por fuerza y necesidad infalibles los encargados para el
día de mañana de regir los destinos de sus países respectivos, conviene
que desde ahora se pongan en inmediata y estrecha relación para ir
labrando y preparando el camino de la fusión.
Puestas las Universidades españolas en amistosa
comunicación con las lusitanas por medio de la prensa, es indudable, que
si de buena fe se camina, llegaremos a entendernos en plazo no muy
lejano.
A más de esto, que por si sólo es de mucho
alcance para los fines que se persiguen, foméntense relaciones de
amistad cariñosa y leal en el orden mercantil, en el orden aduanero, en
el artístico y literario por medio de certámenes o exposiciones
internacionales; procúrese aumentar nuestros vínculos de amor en todos
sentidos y despertar por toda clase de medios los afectos a que nos
llama la naturaleza, y el tiempo consumará lo demás.
Por de pronto, es asegurable que hemos emprendido
una buena senda con las mutuas visitas de los elementos escolares de
ambos países. El entusiasmo fraternal que los anima, ofrece muchas y no
ilusas esperanzas para lo futuro. Todos comprenden bien la magnitud del
error en que nos hallamos los dos pueblos al vivir divorciados. Todos
saben perfectamente que no deben estar separados por receloso desamor
los que brotaron a la vida unidos en el regazo de la naturaleza. Todos
comprenden muy a las claras que nuestros respectivos males y nuestras
respectivas cuitas arrancan en gran parte de nuestro desconcierto. Todos
están conformes en la necesidad obligadora que tenemos que rectificar
nuestros desaciertos históricos. Falta sólo convenir el procedimiento y
ponerlo en práctica.
La base de las relaciones escolares o
universitarias de ambos pueblos es amplísima, consistente y de
importancia no calculable.
Principiemos a edificar sobre ella el edificio de
nuestra regeneración.
La constancia y el trabajo lo vencen todo.
La necesidad es un acicate que a todos nos
impulsa.
De la juventud que estudia brotan los sabios de
mañana, los patriotas, los regeneradores y redentores de la patria.
Ellos son los instrumentos de Dios para mover al
mundo en la dirección del progreso.
Realizar la unión de portugueses y españoles les
está encomendada.
¿Lo harán?
Así es de pensar y de esperar.
A los hijos de aquellos que lucharon 800 años
seguidos contra los musulmanes, bien se les puede reconocer abnegación
para luchar con igual constancia por la unidad ibérica.
Si querer es poder, no cabe dudar que tan hermoso
pensamiento lo veremos realizado nosotros o nuestra inmediata
posteridad.
Pues la voluntad que en tal sentido a todos nos
dirige es sincera y honrada.
¡Ojalá que el tiempo no nos arranque tan
acariciadas ilusiones!
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NOTA: Artículo
procedente de investigación original inscrita con el número SA-120-02 en
el Registro de la Propiedad Intelectual. La presente edición ha sido
normalizada y corregida para evitar el uso no autorizado de la misma.
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