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PIEZA
DE LA SEMANA - Nº 59 - Las cárceles de los estudiantes
Antiguamente, las universidades disponían de competencias
suficientes para juzgar a las personas acogidas a su fuero y para
aplicarles las penas establecidas en cada caso. Como su marco de actuación era
distinto al de la justicia ordinaria, las instituciones académicas se
vieron en la necesidad de habilitar cárceles y celdas donde poder
recluir a los infractores. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, en
muchos de estos lugares se permitía la salida de los estudiantes para
asistir a las clases o para ejercer la mendicidad en épocas de hambruna.
Las cárceles más importantes que se conservan actualmente se encuentran
ubicadas en Alemania. Entre ellas destacan la de la Universidad de
Gottingen y la de Heidelberg, que permaneció abierta entre 1778 y 1914.
También podemos encontrar otros ejemplos en países como Estonia, donde
está situada la cárcel de Tartú, o Letonia, que alberga la de Riga.
Dejando al margen su relevancia histórica, la belleza de estas salas
radica en la impresionante decoración de las paredes, del mobiliario e
incluso de los techos. En cada uno de sus rincones es posible apreciar
pinturas, grabados, retratos y escritos realizados por los estudiantes
en el pasar de los siglos. Algunas de ellas conservan incluso un
precario mobiliario formado por una cama, una mesa, una cocinilla,
una silla y un asiento con un cubo donde los estudiantes hacían sus
necesidades. Sirva como ejemplo de una de estas estancias este grabado realizado en el año 1886 y
que hemos rescatado de una revista alemana de la época.
Para finalizar, y a modo de curiosidad, comentar que las condenas más comunes se producían por
alterar el orden público, cometer excesos etílicos, faltar al respeto a
las autoridades o participar en disputas, agresiones y duelos.
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