|
|
PIEZA DE LA SEMANA - Nº 49 – Las
calificaciones para la obtención de los grados
Antiguamente los únicos exámenes que realizaban los estudiantes eran
aquellos destinados a la obtención de los grados que se conferían y daban
en las universidades. Los títulos a los que se podía optar eran los de
Bachiller, Licenciado, Maestro y Doctor. Por tanto, no existían exámenes
anuales ni parciales y el graduando, tras haber asistido a oír cátedra los
cursos establecidos, podía presentarse a la prueba donde debía demostrar
su capacidad y suficiencia.
Tampoco existían diferentes calificaciones en función de la nota obtenida
y sólo se contemplaban las posibilidades de aprobar o de suspender. Para
ello, los examinadores emitían sus votos utilizando dos letras: la A y la
R. La primera de ellas, que es la inicial de la palabra latina «approbo»,
se empleaba en caso de aprobación, mientras que la segunda, del latín
«reprobo», era esgrimida para reprobar al alumno. Una vez concluido el
examen, se procedía a la votación y a realizar el escrutinio. Si el
estudiante sumaba más votos aprobados que reprobados superaba la prueba y
se decía que se había graduado con tantos votos de A o de R.
El origen de esta forma de calificar hay que buscarlo en la administración
de justicia implantada durante la República del Imperio Romano. En aquel
tiempo, la letra A (absolvo) se empleaba para absolver y la letra C
(condemno) llevaba implícita una acción condenatoria.
El título del grabado que ilustra este texto es «Examination of Candidates
for the degree of Bachelor of Arts, Oxford, 1842» (Examen de candidatos
para el grado de Bachiller en Artes, Oxford, Abril, 1842) y apareció
publicado en 1843 dentro de la obra de V. A. Huber titulada «The english
universities».
_______
NOTA:
deja tus comentarios sobre esta pieza y sobre el museo en nuestra página
de FACEBOOK. Gracias por seguirnos.
|
|
|
|
|