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PIEZA DE LA SEMANA - Nº 29 – La Estudiantina
Española en la Exposición Universal de París del año 1878
“Sesenta jóvenes, pertenecientes a familias bien acomodadas de Madrid, han
organizado una estudiantina, que en el próximo Carnaval recorrerá las
calles de París, luciendo ricos y vistosos trajes, y ejecutando, con
bandurrias y guitarras, aires españoles”. Así comenzaba la aventura de
este grupo de estudiantes que, bajo el nombre de «Estudiantina Española»,
visitó la Exposición Universal de París en el año 1878. El viaje, en sus
inicios, fue duramente criticado por «La Ilustración Española y Americana»
al considerar de mal gusto la exhibición pública de trajes en desuso y el
tañido de instrumentos “proscritos, en Madrid hasta de las reuniones de
medio pelo”. Nadie es profeta en su tierra…
Finalmente fueron sesenta y cuatro los tunos que formaron parte de la
orquesta y, la inesperada magnitud alcanzada por los acontecimientos que
protagonizaron en la capital francesa, despertaron el interés de los
medios de comunicación de diversos países. Multitudinarias actuaciones en
los principales salones y rincones de París, como la serenata que congregó
a más de treinta mil personas en la Plaza de la Opera o el concierto dado
en los Jardines de Tullerías donde se agolpaban veinte mil personas; la
asistencia al gran baile de honor ofrecido por el Presidente de la
República en el Palacio del Elíseo y la cena con que fueron obsequiados
por sus colegas franceses en el Palacio Real; los grandiosos conciertos
ofrecidos en el Teatro de los Italianos a favor de los pobres de la
ciudad; las visitas al Círculo de la Prensa, al Tribunal de Comercio, al
«Quartier Latin» o la recepción por las principales autoridades locales;
los encuentros privados mantenidos con las reinas doña Cristina y doña
Isabel, con el Embajador de España, con el insigne escritor Víctor Hugo o
con el Príncipe de Gales, quién pretendió llevarlos a actuar a Londres,
son claros ejemplos del buen hacer de aquellos escolares.
Tal y como hemos hablado en alguna ocasión, la impronta que dejó aquella
Estudiantina marcó un punto de inflexión en la historia de la Tuna y,
hasta la indumentaria que diseñó para la ocasión el sastre del Teatro
Real, fue imitada por las comparsas que se sucedieron hasta la llegada de
la Guerra Civil Española: “jubón y gregüescos de terciopelo negro con
botones de acero, y ancho cuello de encajes; medias de seda, también
negras; zapatos de charol con lazo de igual color y hebilla de acero;
guante blanco de cabritilla; gorra de terciopelo con un nudo de cinta
amarilla y encarnada en unos pocos; en los más, sombrero apuntado
(tricornio), y la funesta cuchara a guisa de escarapela”.
Esta fotografía original se adquirió en una prestigiosa casa de subastas y
fue realizada en el estudio que tenía de J. M. López en el número 40 de la
Rue Condorcet, en París.
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