Author:
Anónimo.
Title:
LAMENTABLE PROCEDER.
Publication:
Museo Internacional del Estudiante, 2009.
Original edition:
El Adelanto.
Date:
Jueves, 30 de abril de 1908,
p. 2.
Nunca fuimos capaces de creer que en el seno de
la Tuna portuguesa, que recientemente nos visitó, existieran algunos
tunos que con sus actos dieran lugar a captarse nuestras
censuras del mismo modo que lograron los aplausos que con los
mejores deseos le tributó el pueblo de Salamanca.
No vamos a criticar la manera de proceder de
todos ellos, puesto que aun existían en la Tuna individuos
acreedores por mil conceptos al público respeto y que por
consiguiente en nada se han mezclado en este suceso que a
continuación relatamos, para que sirva de ejemplo para el porvenir.
Como es sabido, los tunos durante su estancia en
esta se hospedaron en el hotel Castilla, donde pernoctaron tres
días. Los dos primeros los pagaron religiosamente, observando la
dueña del hotel en el transcurso de ellos que ciertos actos
cometidos por algunos tunos no eran propios de su clase.
Hasta aquí, las cosas se deslizaron
perfectamente, no sin que doña Juana Moreno, dispusiera a sus
dependientes, con plausible idea, que varios de los huéspedes fueran
vigilados, resultando de esta medida, el hallazgo de algunas maletas
de quesos, cucharillas, botellas de vino y otros comestibles de
buena procedencia...
Mas llega la víspera de la marcha por la noche,
les presentan la cuenta del tercer día, que importaba unas 230
pesetas próximamente, y se niegan a pagarlas, alegando carecer de
recursos para ello.
La dueña exige una fianza que la permitiera
fundar esperanzas de cobrar lo que justamente la pertenecía y varios
de los portugueses la entregan una tarjeta con su nombre... y
ciertas frases soeces y poco dignas de caballeros, que sólo gratos
recuerdos y muestra de agradecimiento deben dejar al través de su
visita.
A las tres de la mañana la cuenta estaba por
ventilar, y gracias a la intervención del presidente de la Tuna y
del vicecónsul de Portugal, nuestro buen amigo don Julián Maldonado,
se llegó a un acuerdo con la dueña del hotel, mediante la redacción
de un recibo firmado por ambos y en el que se comprometían a pagar
en breve plazo la deuda en cuestión.
Ya en la estación se reprodujo el escándalo, por
negarse a abonar al cochero el importe de los asientos, terminando
por pagar los huéspedes la nueva deuda ante la negativa de cochero,
que se opuso a entregar las maletas si no le pagaban.
Nosotros lamentamos muy de veras este espectáculo
tan poco digno de nuestros vecinos de la Nación hermana, y que a
tantos comentarios se presta, en tanto recordamos los imperecederos
recuerdos de gratitud y caballerosidad que dejaron los tunos que en
1905 visitaron nuestra población.